
Los dos prototipos llevan un motor de 2,0 litros y cuatro cilindros, de gasolina en el caso del DC100 Sport y Diesel en el del DC100. Van asociados a una caja de cambios automática de ocho velocidades desarrollada por el especialista. Según Land Rover, ambos están diseñados para sistemas de propulsión híbridos o híbridos enchufables. Llevan un sistema de parada y arranque automático del motor («Stop/Start») en las detenciones para que el consumo sea el mínimo posible.

El DC100 y el DC100 Sport tienen un sistema, denominado «Driveline Disconnect», que desacopla el eje trasero para reducir el consumo siempre que no sea necesaria la tracción en las cuatro ruedas. Llevan el dispositivo «Terrain Response» que permite seleccionar varios programas diferentes en función del tipo de terreno por el que se va a circular. Cada uno de ellos adapta el funcionamiento del motor, la suspensión, la transmisión, el control de estabilidad y el cambio automático.
Además, tienen el sistema «Terrain-i» que gracias a un escáner que hay en el interior de los faros analiza el terreno por el que se transita y avisa al conductor de cualquier obstáculo. También sugiere alternativas y muestra las imágenes captadas por cuatro cámaras, ubicada una en cada esquina del coche, para el conductor tenga un campo de visión de 360 grados en torno al coche.

Estos prototipos llevan otro dispositivo, denominado «Wade Aid» que calcula la profundidad del agua a badear cuando se circula fuera del asfalto. Unos sensores en el paragolpes delantero y los espejos retrovisores exteriores miden la profundidad. La información se muestra en forma de gráfico en la pantalla táctil de la consola. Además, incrementa la altura de la carrocería en caso necesario, cierra las entradas de refrigeración del motor, reduce una marcha para mantener las revoluciones del motor y aconseja la velocidad adecuada en función de la profundidad del agua, con un máximo de 75 centímetros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario